FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN

DEFINICIÓN

En este contexto, la Filosofía de la Educación puede definirse como la aproximación al mundo de los fenómenos educativos desde una perspectiva filosófica. Se encuadra, por tanto, en el ámbito de la Filosofía Práctica pues constituye un saber de la acción, para la acción y desde la acción.
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La Filosofía de la Educación y otras disciplinas pedagógicas

La Filosofía de la Educación no constituye un campo independiente, como una “reserva acotada” de conocimiento, sino que debe cultivarse en diálogo interdisciplinar con los demás saberes que se ocupan del estudio del ser humano y de la educación. En concreto, se sitúa en la intersección de la Antropología, la Filosofía de la Cultura y las Ciencias de la Educación cuando éstas tratan de comprender en plenitud al ser humano en cuanto educable, con vistas a iluminar lúcidamente la acción educativa [Amilburu – García 2012].
En cuanto disciplina académica, se puede elaborar de diferentes maneras, muchas de ellas válidas y complementarias entre sí. El hecho de que se cultive con una orientación más histórica o sistemática, analítica o deductiva, etc., dependerá de las inclinaciones filosóficas de los autores o de las circunstancias externas —requisitos legales, académicos, etc.— que pesen sobre ellos.

Pedagogía, Ciencias de la Educación y Teoría de la Educación

En el ámbito de lengua española se llamó inicialmente “Pedagogía” a la rama del saber que tenía como objeto específico describir y dar razón de la actividad educativa, y señalar el modo de llevarla a cabo [Medina 2001: 309].
Con el paso del tiempo, la Pedagogía alcanzó un mayor nivel de especialización y complejidad al adoptar la metodología propia de las ciencias experimentales, con las que ha ido estableciendo vínculos cada vez más estrechos. Así, los pedagogos se interesaron progresivamente por conocer e incorporar a su ámbito los métodos y resultados de la Psicología, Biología, Sociología, Economía, etc. De esta manera, la Pedagogía se identificó con el “estudio científico de la educación” ampliándose para albergar todos los saberes que empezaron entonces a llamarse “Ciencias de la Educación”. Esto supuso simultáneamente un parcelamiento del estudio del fenómeno educativo, favoreciendo el desarrollo diferenciado y autónomo de diferentes áreas: Didáctica, Pedagogía Social, etc.
Sin embargo como las Ciencias de la Educación remiten un mismo fenómeno, se echaba de menos una sistematización y visión de conjunto que permitiera comprender, interpretar, describir, explicar, predecir, justificar, etc., las múltiples circunstancias que concurren en el proceso educativo. Por eso se volvió nuevamente la mirada hacia la Pedagogía, como “ciencia que aporta la fundamentación teórica, tecnológica y axiológica, dirigida a explicar, interpretar, decidir y ordenar la práctica de la educación” [García Aretio 2011: 251]. Pero, paradójicamente, la denominación “Pedagogía” perdió su carga “científica” y se dividió en otras dos disciplinas —Teoría y Filosofía de la Educación—, conviviendo con ellas sin una delimitación clara de sus fronteras.
En este contexto, la Teoría de la Educación buscaba configurarse como un saber de carácter más descriptivo y demostrativo, mientras que la Filosofía de la Educación adoptaba una intención normativa. La primera asumió el estudio de la educación desde un punto de vista predominantemente fáctico, mientras que segunda lo hacía desde un enfoque interpretativo. La Teoría de la Educación estaría orientada por tanto hacia el análisis de temas inmediatos o circunstanciales, mientras que la Filosofía de la Educación busca fundamentar reflexivamente la acción educativa [Quintana 1995].

 Antropología de la Educación

La Antropología cumple una función propedéutica en cualquier estudio relacionado con la educación, ya que disponer de un conocimiento adecuado del hombre —de su modo de ser y de obrar— es una condición necesaria para poder plantear con acierto la tarea educativa [Higgins 2011].
El estudio del ser humano puede abordarse desde ángulos muy diversos, desde la experiencia inmediata al conocimiento científico y filosófico. Atendiendo a la distinción establecida por Dilthey puede ser estudiado tanto por las Ciencias de la Naturaleza —Física, Biología, Medicina…—, como por las del Espíritu: Historia, Sociología, Literatura, etc.
Entre los estudios antropológicos que revisten un mayor interés de cara a la educación se puede distinguir dos grandes ámbitos: la Antropología Filosófica y las Antropologías Positivas: estas últimas engloban a su vez los trabajos de la Antropología Física y la Antropología Sociocultural [Choza 1985].
Mientras que las Antropologías Física y Sociocultural se ocupan de distintos aspectos de la facticidad humana, empleando los métodos y procedimientos propios de las ciencias particulares, la Antropología Filosófica se propone llegar a comprender el sentido de lo humano, que incluye pero no se agota en su dimensión fáctica.
La consideración de las cuestiones antropológicas más estrechamente vinculadas al proceso educativo ha dado origen a la Antropología de la Educación, una disciplina relativamente joven, que se caracteriza por la diversificación de temáticas y metodologías entre quienes la cultivan.
Las relaciones que se establecen entre la Filosofía y la Antropología de la Educación dependerán del tipo de Antropología que se adopte en cada caso. La Antropología filosófica, constituye un firme apoyo para la Filosofía de la Educación de cara a la consecución de su objetivo: comprender qué es la educación en toda su radicalidad y los seres humanos en cuanto educables, con el fin de mejorar la práctica educativa.

 La Filosofía de la Educación y los educadores

La Filosofía —también la Filosofía de la Educación— no es un tipo de saber útil en el sentido en que pueden serlo las matemáticas o la ingeniería; pero es de gran utilidad, porque cumple una función esencial a la hora de iluminar la acción humana, que por tratarse de la actividad de un ser racional debería estar orientada por el conocimiento. Por esa razón su cultivo adquiere una gran importancia para los educadores.
La tarea educativa remite de suyo a cuestiones de gran calado filosófico que es necesario abordar como, por ejemplo, qué significa conocer y qué valor tienen determinadas formas de pensamiento (Epistemología), qué es valioso y por tanto merece ser enseñado y aprendido (Ética), la naturaleza de las actividades mentales (Filosofía de la mente), etc. [Pring 1978].
La Filosofía de la Educación, no pretende determinar con qué medios, en qué circunstancias y ambiente, o a qué individuo psicobiológico concreto hay que educar; sino que se plantea cuestiones de carácter más amplio y general, del tipo: qué es la educación, por qué es necesaria, quién es el sujeto de la educación metaempíricamente considerado, para qué educamos, cómo es posible que alguien llegue a educarse, etc. [Sacristán 1994].
En concreto, una de las cuestiones filosóficas fundamentales que han de abordarse al tratar el tema de la educación consiste en clarificar qué se entiende por un ser humano educado; porque el ideal de humanidad que se asume es el motor que pone en marcha todo el proceso educativo. Sólo después, una vez perfilada la cuestión del ideal al que se tiende, se podrán acometer con acierto los estudios relacionados con los agentes y los medios educativos, pues deben adecuarse a la promoción del ideal de persona que orienta el proceso. Y, sin duda, para acertar en la formulación de ese ideal es preciso llevar a cabo una atenta reflexión de carácter filosófico-antropológico.
Además de éstas, hay otras cuestiones filosóficas de gran interés para los educadores; entre ellas, las que examinan las tensiones que se plantean en la sociedad contemporánea rara reconciliar la responsabilidad social y la autonomía individual; el respeto por la tradición y la el derecho a ofrecer una interpretación personal de la misma; la libertad personal y la autoridad externa; el ámbito privado del individuo y el dominio público de la comunidad, etc.
La Filosofía de la Educación se ocupa también de otros temas de gran importancia como, la formulación del modelo antropológico que subyace en las distintas propuestas teóricas de educación; la naturaleza específica de la relación educativa; la clarificación de los fines, objetivos y valores educativos; el lugar que corresponden a la educación social, cívica, política, religiosa, ética y estética en el currículum; la deontología profesional de los docentes, etc.
Sólo tras una reflexión Filosófica, Antropológica y Ética sobre el sujeto de la educación es posible formular conclusiones que tengan fuerza normativa en este ámbito. Y sólo entonces los educadores estarán preparados para ejercer un juicio razonable sobre su propia tarea, y hacer aportaciones substanciales en asuntos educativos de interés general, más allá de los límites de su institución.
Como ya se ha mencionado, la Filosofía de la Educación, no busca directamente generar nuevos conocimientos pedagógicos, sino permitir una comprensión más profunda de aquello con lo que el educador está ya familiarizado; y ayudar a conocer las discusiones y los problemas que tuvieron lugar en el pasado, y el modo en que fueron afrontados —y tal vez solucionados— racionalmente [Smeyers 2010].
En concreto, hay tres campos de la Filosofía de la Educación que pueden proporcionar una ayuda inestimable a los educadores:
a. El recurso al Análisis lógico del lenguaje, orientado a la clarificación de los términos y teorías pedagógicas que se emplean en el lenguaje ordinario y el discurso académico sobre la educación.
b. El modo de argumentación propio de la Filosofía práctica, que proporciona un contrapeso y complemento a la abstracción de las ciencias teóricas y al pragmatismo técnico [Amilburu 2014].
c. El conocimiento de la Historia de la Filosofía, que pone en contacto con las diferentes respuestas que el ser humano ha formulado a los interrogantes últimos que se plantea, desde perspectivas teóricas e ideológicas muy diversas.
En efecto, los conceptos que utilizamos actualmente en el ámbito educativo son el producto terminal de un proceso histórico de transformación de nociones que se acuñaron por primera vez en la Grecia clásica [Carr 1987]. Conviene conocer el desarrollo de las ideas que se emplean, porque la evolución de su uso y su significado manifiestan cuestiones más profundas que es necesario tener en cuenta para su adecuada comprensión. Porque, como señala Boyer, no es posible adquirir un conocimiento adecuado de las realidades específicamente humanas —y la educación es, sin duda, una de ellas— sin conocer su historia [Boyer 1920].
Muchos filósofos han trabajado temas de interés para la educación. En todas las grandes áreas de la Filosofía —Metafísica, Lógica, Ética, Epistemología, Antropología Filosófica, Filosofía Moral y Política, etc.— se tratan de un modo u otro cuestiones que afectan directamente al núcleo mismo de la acción educativa como, por ejemplo, la distinción entre el bien y el mal, el ejercicio de la libertad, la posibilidad de que un ser humano enseñe a otro, la dimensión social del ser humano, el fundamento de la autoridad, etc.
La Historia de la Filosofía pone al educador en contacto con las ideas que entretejen nuestro modo de entender la educación, facilita el desarrollo del juicio propio y previene frente al peligro del dogmatismo en aquellos ámbitos que están abiertos a la discusión, a la diversidad de planteamientos, y a la crítica razonada.
No es este el momento de señalar el desarrollo del pensamiento educativo en la Historia de la Filosofía. Remitimos al lector a las voces correspondientes a los distintos autores.
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 Historia de la Filosofía de la Educación como disciplina

La Filosofía de la Educación como disciplina académica universitaria tiene una vida relativamente corta [White 2003] pero, como ya se ha dicho, desde Sócrates, pensadores que pertenecen a épocas y tradiciones filosóficas muy diversas han formulado “ideas filosóficas acerca de la educación” [Hirst 1998].
Estas “ideas filosóficas sobre temas educativos” que han llegado hasta nosotros se pueden agrupar en cuatro grandes tradiciones de pensamiento: la aristotélica –incluyendo en ésta el pensamiento clásico y las aportaciones cristianas—; el racionalismo postcartesiano; la filosofía empirista y el idealismo.
Sin embargo, hay que esperar hasta el siglo XX para poder hablar propiamente de Filosofía de la Educación como “disciplina académica”. Muchos autores consideran a John Dewey (1859-1952) el primer “filósofo de la educación”, porque planteó su trabajo como un examen filosófico de los problemas que surgen en el desarrollo de la educación, y no como pensamiento filosófico aplicado a la educación. Para Dewey los planteamientos teóricos acerca de lo que hay que hacer en el ámbito educativo deben surgir como respuesta a los problemas que presenta la propia tarea de educar; y las teorías deben probarse después en la práctica, como él mismo hizo en la Escuela Laboratorio.

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problema metafísico de la educación
    La búsqueda de la verdad es lo que libera al ser humano. A lo largo de la historia de la humanidad, su incansable deseo por descubrirse a sí mismo y a todo lo que le rodea, ha llevado al hombre a recorrer el camino  de la evolución y el progreso.
    El contar con una concepción de la vida ha sido un aliciente determinante en dicha búsqueda. La necesidad de ideas claras que orienta su desarrollo y lo ayuden al progreso continuo de sus sociedades, ha hecho que el pensamiento humano trascienda e indague sin descanso por los más recónditos rincones del saber.
    El fin básico de hacer un recorrido  por la Filosofía de la Educación, considero que tiene sus fundamentos en ayudar al maestro a encontrarse a sí mismo y adquirir  una visión cimentada en bases racionales sobre el sentido de su vida. Eso definitivamente contribuirá en la formación y en la orientación de sus alumnos. Es una convicción que la verdadera filosofía es el alma de toda sana formación.
    Como cimiento de este proceso llamado vida, la verdad se pondera como el factor capital de la educación. Una mala concepción de la vida puede desencadenar una mala formación, una equivocada instrucción y con resultados de consecuencias históricas  y sociales para la humanidad.
    Las prácticas y las experiencias educativas en nuestros tiempos, nos han llevado a enriquecer el concepto filosófico de la educación. La reflexión, la búsqueda y la sensibilidad han invadido el nuevo discurso educativo. Las interrogantes de la época tal vez sigan siendo  similares a las de antaño, pero los enfoques de respuesta nos plantean nuevas posibilidades de acción pedagógica y nos motiva a quienes recorremos el camino de la búsqueda del conocimiento, del intercambio de información y del desarrollo de las habilidades humanas.
    Hoy se exige una versatilidad en la formación de las generaciones actuales y venideras. La acumulación de saberes que no miden procesos comprensivos de la vida cotidiana de cada profesión y oficio, pone en riesgo la eficacia del proceso educativo.
    Retomaré una frase de José Guadalupe de la Mora Ledesma, quien en su obra “Esencia de la Filosofía de la Educación” [1]presenta una frase que inspiró el desarrollo del presente trabajo: “...Qué tremenda responsabilidad la del maestro: ser luz o ser oscuridad. Él no da lo que sabe, sino lo que es”. Esta concepción filosófica del quehacer educativo encierra en unas líneas lo que ha representado el conocer los fundamentos básicos de la filosofía de la educación, además de integrar en mi persona la firme intención de generar una filosofía propia del proceso educativo y de mi labor como ser activo y participante de éste proceso. Fortalece ésta filosofía mis intentos cotidianos por dejar en el aula algo más que un puñado de conocimientos, sino dejar mi esencia misma como ser humano que percibe y concibe la vida como un proceso de educación continua que inicia desde la gestación hasta el último respiro.
    La presente memoria se orienta en que toda filosofía de la educación se construye sobre los principios de un sistema filosófico, quedando así integrada en una cosmovisión. Las diversas filosofías de la educación se cimentarán en sus respectivos sistemas filosóficos.
    La filosofía de la educación trabaja sobre dos planos: por un lado busca determinar los principios explicativos y constitutivos de la educación, esto es, su esencia y su significado; por otro lado, ahonda en el problema de los fines educativos y en su conexión con la totalidad de la vida humana. Sin embargo, también podemos encontrar un tercer aspecto que es importante citar: proporcionar al educador una conciencia o una actitud unitaria antes los momentos dispersos de su propia actividad, y ayuda al pedagogo a captar el sentido y el valor de su propia disciplina.
    En el conocimiento del desarrollo de la Filosofía de la Educación, lo más atrayente es precisamente el tercer aspecto: encontrar el sentido de la labor pedagógica sumándose a esto es sentido mismo de la vida. La búsqueda de la verdad y el descubrimiento del ser se ciernen entonces como los motivadores que hacen de la educación un proceso que libera, evoluciona y transforma a los individuos y a las sociedades.

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    Interpretar los problemas fundamentales de la vida que constituyen los puntos reflexivos de la Filosofía y aplicarlos al proceso educativo.
    Estructurar una concepción filosófica de la vida para tener una base firme en al conducción propia y que pueda ser aplicada en el proceso de orientación de los demás.
    Definir diversas corrientes de la Filosofía de la Educación y valorarlas para entender su trascendencia  en el proceso educativo y en el ámbito docente.
    Lograr una explicación de las consecuencias pedagógicas que se puedan desprender de las diferentes  concepciones filosóficas de la educación.


    PROBLEMAS QUE ENGRENDRA LA DESORIENTACIÓN FILOSÓFICA.
    La mentalidad actual es difícil de ser comprendida. Existe un ámbito de confusión y de desorientación referente hacia dónde vamos, de donde venimos, etc.; tanto el pensamiento como las prácticas educativas de hoy se caracterizan por éste ambiente de confusión. José Guadalupe de la Mora Ledesma, en su obra titulada “Esencia de la Filosofía de la Educación”, enuncia tres grandes problemas que engendran la desorientación filosófica: “El problema de la realidad esencial; el problema relativo a la naturaleza de la verdad y la validez del conocimiento y el problema acerca del origen, naturaleza y destino del hombre”[2].
    Desde mi perspectiva, estos tres asuntos son motivo de una reflexión profunda por parte de quienes hemos dedicado nuestra cotidianeidad a la labor educativa. Apoyo la idea de que si los educadores lográramos tener un recto conocimiento del hombre, su naturaleza y de su realidad, se pudiera ayudar a la ciencia de la educación a salir un poco de la confusión y del desconcierto en que se navega. Es preciso entonces, recurrir a una verdadera filosofía para que la acción educativa reciba una adecuada orientación.
    Todo lo anterior, nos lleva a rescatar algunas reflexiones interesantes en ese ámbito. Los modos de vida, las condiciones sociales, están viviendo profundos cambios. La industria, el campo, la salud pública, el ajuste social y definitivamente la educación, todo se sumerge en un momento histórico cambiante  y que presenta necesidades muy distintas a las de las sociedades anteriores.
    Es una realidad que muchos de éstos cambios constantes de los que hablamos han traído grandes beneficios para el hombre y su entorno. Sin embrago, también  es cierto, que en el plano humano, el individuo se ha visto alejado de principios de vida fundamentales de una existencia plena. Se nos ha olvidado, en medio de tanto ajuste y cambio, que los principios de una verdadera filosofía pueden ofrecer al hombre un criterio válido para interpretar y valorar la vida y el significado de la misma.
    “El hombre, desde hace un siglo se haya inmerso con mayor profundidad cada vez, en una crisis, que sin duda, guarda mucho de común con otras que nos son familiares por la historia pero que, sin embrago, resulta peculiarísima en un punto esencial. Nos referimos a la relación del hombre con las nuevas cosas y circunstancias que han surgido de su propia acción o que, indirectamente se deben a ella. Podríamos calificar esta peculiaridad de la crisis contemporánea como el regazo del hombre tras sus obras...”[3].
    Al párrafo anterior aportado por Buber, podemos también añadir la reflexión de A.K.C. Ottaway en su obra Educación y Sociedad: “...de un modo general, puede decirse que los cambios señalados han surtido efectos tanto positivos como negativos. Por una parte, hoy en día, los niños tienen más libertad y la democratización de la familia ha aumentado; por otra parte, el control paterno, necesario en ciertos casos, es menor; y también lo es la interacción social en el hogar. Muchas veces se exige de la escuela que compense las deficiencias del hogar”[4].
    En este contexto  de cambio y de reajuste de las relaciones interpersonales, aparece la concepción de la vida como un concepto que se ve modificado ininterrumpidamente por los estímulos de un mundo complejo. El ser humano tiene necesidades cada vez más diferentes a las de antaño, necesidades de autorrealización, de estabilidad emocional y de comunicación afectiva. En algunos momentos de la historia ha buscado encontrar sus respuestas en el exterior, construyendo máquinas que le faciliten sus procesos y desarrollando tecnologías de punta. Sin embrago, el camino de la vida interior ha sido minado por este proceso y sus orientaciones de relaciones humanas se han confundido. El avance en su camino hacia la libertad a veces lo ha alejado de su verdad. Si la verdad libera, deberemos entonces replantearnos una concepción de vida que reconcilie los dos términos y que en el caso del proceso educativo, revalore muchos aspectos de la realidad del ser para fomentar una filosofía que le otorgue una certidumbre y una confianza en su potencialidad humana. 
    EL PROBLEMA DE LA REALIDAD ESENCIAL.
    A lo largo de la historia de la humanidad han surgido diferentes corrientes filosóficas en busca de la verdad,  a continuación trataremos de resumir los puntos de aportación esenciales de cada una de ellas: 
    EL MATERIALISMO.
    Es el sistema que admite como sustancia única la materia.  Las formas más destacadas del materialismo son las  atribuidas a autores como: Demócrito; Leucipo, etc., autores de la época antigua que presentan una visión mecanicista de la realidad.
    La otra forma del materialismo es la aportada por autores como Marx, Engels, Lenin, Stalin, etc., que ha sido llamada también materialismo dialéctico.
    Los filósofos de la escuela atomista definen que el ser está constituido de átomos materiales y éstos son eternos y toda realidad está integrada en ellos. La corriente materialista ha sido seguida por filósofos como Hobbes, Le Metrie, Marx, Engels y otros quienes dan por supuesto la eternidad de la materia con perennes transformaciones. 
    EL IDEALISMO.
    Sistema filosófico que considera a la idea como primera y única realidad esencial. La esencia del ser es la idea, el mundo de la materia es una ilusión, es una manifestación de la idea o del pensamiento. Entre sus representantes encontramos a Platón, del idealismo ontológico; a Hegel, del idealismo trascendental y a Berkeley, del idealismo empírico. 
    IDEALISMO ONTOLÓGICO.
    Su representante, Platón, tiene una cosmovisión idealista de la realidad; afirma la existencia de un mundo de esencias puras, realizadas más allá de este cielo invisible, el alma conoce estas ideas eternas e inmutables, antes de ser encarcelada en la materia. 
    IDEALISMO TRASCENDENTAL.
    Su representante, Hegel, establecía que la realidad se reduce a la idea, todo es pensamiento, su frase: “Lo que es racional es real y viceversa”, plantea de manera explícita su postura. Determina que la esencia de toda realidad y del todo es pensamiento, Idea.
    “La Idea debe es el pensar absolutamente idéntico a sí mismo. Y el pensar es la actividad consistente en enfrentarse consigo mismo, a fin de ser para sí, y ser él mismo en este otro sí mismo. Así la ciencia comprende tres partes:
    1º. La lógica, o sea, la Idea de la ciencia en sí y para sí.
    2º. La Filosofía de la naturaleza, o sea, la ciencia de la Idea en su alteridad.
    3º. La Filosofía del Espíritu, es decir, la Idea de que su alteridad retorna a sí misma.
    ...En la naturaleza no se podría reconocer otra cosa que la Idea, pero bajo la forma de exteriorización, y también ella se encuentra en el espíritu como siendo para sí y llegando a ser en sí y para sí... [5]
    EL ESPIRITUALISMO.
    Sistema filosófico que afirma la primacía de un Ser Absoluto de naturaleza espiritual que domina y crea la materia. La realidad esencial se explica en términos de espíritu y de materia. Entre sus representantes encontramos a Xenófanes, Aristóteles, Cicerón, San Agustín, Santo Tomás de Aquino, Descartes, Pascal, Leibniz, Suárez, Bergson, Scheler, Maritain y Mounier  entre otros.
    Aristóteles sostuvo la existencia de un modo espiritual que se evidencia en las operaciones del alma humana y se deduce de las reflexiones sobre el ser Absoluto. Coincide con Platón al afirmar la irreductibilidad de las ideas a las imágenes producto de las sensaciones.
    Si tratáramos de extraer las tesis fundamentales de la metafísica realista con respecto al problema ¿qué es lo que existe?¿Existe? Se concretaría a lo siguiente: “1ª. Existen las cosas. 2ª. Existen las cosas como inteligibles, es decir, que además de ser, consisten o son esto o aquello; tienen una esencia y son inteligibles. 3ª. Existe la inteligencia, el pensamiento, Dios. 4ª. El hombre es una de las cosas que existen. 5ª. El hombre es inteligente relativamente, es decir, participa de la inteligencia que existe. 6ª. El hombre conoce que las cosas son y lo que las cosas son. 7ª. La actividad  suprema del hombre  consiste en el conocimiento”[6]
    EL PROBLEMA RELATIVO A LA NATURALEZA DE LA VERDAD Y A LA VALIDEZ DEL CONOCIMIENTO.
    Saber qué son las cosas es un tema que a todos nos preocupa y ha preocupado a lo largo de la historia de la humanidad. Sin embargo, nos ha interesado más el saber que valor tienen nuestros conocimientos sobre ellas. El problema del conocimiento puede ser expresado de esta sencilla manera, somos conscientes de que necesitamos una certeza de que la poseemos.
    La actitud de la mente humana es oscilar entre dos extremos: credulidad por una parte, o sea, confianza  en que podemos conocer algo y escepticismo por otra, que responde a una desconfianza natural porque en muchas ocasiones hemos visto que no conseguimos la verdad donde creíamos haberla encontrado. Así surge una actitud normal de crítica, de investigación.
    El problema del conocimiento se ha perfilado en distintos sistemas que a continuación describiremos de manera resumida: 
    DOGMATISMO.
    Es sostenido por espíritus fuertes que desprecian todas las dificultades y creen que es innecesario el planteamiento del problema crítico, puesto que para ellos basta la certeza natural. A ello se responde que tal certeza podría servir para cosas prácticas del diario vivir, pero no para cimentar en esta certeza natural ni la ciencia ni la filosofía, porque ha de investigarse la última causa de todo ente. Para ésta posición epistemológica no existe todavía el problema del conocimiento porque da por supuesta la posibilidad y la realidad del contacto entre el sujeto y el objeto e inspira una confianza en la razón humana. 
    ESCEPTICISMO.
    Sistema Que afirma que no es posible obtener ninguna certeza en las cuestiones que investiga la filosofía. Niega por tanto, la existencia de la verdad y la posibilidad del conocimiento. Existen diferentes tipos de escepticismo: el lógico que niega la posibilidad de todo conocimiento. El especial, que niega cierto tipo de verdades, si es en el orden moral se denomina escepticismo ético, si es relativo a la metafísica se denomina agnosticismo. Este último ha influido mucho en otros autores a través de la filosofía Kantiana, sobre todo en las positivistas y neopositivistas lógicos. En la antigüedad sus representantes fueron Protágoras, Pirrón, Empírico y Gorgias. En la edad moderna son muchos los que presentan esta postura en sus obras como podemos citar a continuación: 
    EMPIRISMO.
    En él se afirma que no hay mas medios de conocimiento que los sentidos, teniendo como instrumento la intuición sensible y la experimentación. 
    RACIONALISMO.
    Filosofía que afirma que sólo la razón es la que da a conocer la realidad despreciando el valor de los sentidos. 
    IDEALISMO.
    Afirma que el pensamiento nada puede conocer fuera de lo que está en él. O sea, por medio del pensamiento no se puede salir fuera del pensamiento. 
    REALISMO.
    Asegura que el conocimiento capta la realidad por medio de la actividad de los sentidos y de la inteligencia, no sin antes haber realizado una justificación crítica de la capacidad de la mente para conocer la verdad. 
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    DIVERSAS CONCEPCIONES ACERCA DE LA VERDAD.
    El concepto de verdad ha tenido variaciones a lo largo de la historia las cuales podemos citar de manera resumida enseguida: 
    CONCEPCIÓN IDEALISTA.
    Define la verdad de la siguiente manera: “verdad es la concordancia del conocimiento con su objeto”. En esta concepción, la verdad es el acuerdo del juicio con las leyes inminentes de la razón. A esta concepción de la verdad se le puede objetar que la coherencia interna no constituye la verdad, porque no tiene relación con lo real. Y así sabemos que el pensamiento siendo perfectamente coherente, puede ser falso. 
    CONCEPCIÓN  SOCIOLÓGICA DE LA VERDAD.
    Propuesta por Durkheim y divulgada por Goblot, quienes definen la verdad como: “ el acuerdo de las inteligencias entre sí”. Podemos decir que tratan de visualizar una creencia colectiva. A esto se responde que no es el acuerdo lo que determina la verdad, sino la conformidad de la mente con la realidad, porque han existido errores comunes como la idea de la inmovilidad de la Tierra. 
    CONCEPCIÓN PRAGMÁTICA.
    Para ella la verdad consiste únicamente en su valor práctico, es verdadero lo que favorece la acción. “La verdad se define por el éxito”. El pragmatismo se aplica de manera lógica, en todo caso a las verdades de orden moral o religioso, pero no a las de orden teórico como son las verdades abstractas, teoremas matemáticos cuya verdad se impone a la mente antes de que aparezca su utilizada. William James, heredero de la doctrina de Kant es uno de los propagadores de este concepto. La verdad es percibida por la inteligencia y esta verdad puede estar en oposición con los sentimientos. La verdad es hecha por el hombre, es obra del hombre. 
    CONCEPCIÓN DE LA VERDAD EN EL REALISMO.
    En ella se considera la verdad como una adecuación entre la inteligencia y el ser, debe evitarse considerar la verdad como una cosa o un ser designado por un sustantivo. Reside primero en la inteligencia y después se aplica a as cosas secundariamente. Existen diferentes especies de verdad. La ontológica que es la conformidad del ser humano con la mente; la lógica, que es la conformidad de la mente con el ser y la verdad formal que es la combinación de las dos anteriores. La meta de un conocimiento seguro es obtener la verdad formal para llegar a alcanzar la adecuación con la realidad.

    LA ADECUACIÓN METAFÍSICA.
    Un tema que no puede restarnos importancia al realizar un análisis del conocimiento es el relativo a la posibilidad de la metafísica. Kant negó la posibilidad de la metafísica como ciencia equiparable a la ciencia fisicomatemática de la naturaleza que maneja como objetos de estudio los fenómenos, olvidando que la filosofía se construye con realidades que la razón descubre más allá de esos fenómenos, teniendo como instrumento un principio de valor universal que es el principio metafísico de la casualidad y no es el principio de casualidad física que es en el que él apoya sus aportaciones.
    “Es propiedad de todo ente de este mundo el no ser necesariamente absoluto, el no ser necesariamente necesario, sino contingente, es decir, que según su esencia puede ser y también –se entiende en distinto tiempo- puede no ser. En este sentido las cosas de este mundo no son independientes, no tienen existencia por sí mismas, por su propia esencia. Y de este ente falto de independencia decimos que depende de otro, que debe a otro su existencia... Ahora bien, si llamamos “causa” a un ente que por su acción da la existencia a otro ente también dependiente, resulta el aserto: Todo ente falto de independencia (contingente) debe su existencia a una causa, con otras palabras, es causado. Este aserto es el aserto universal que buscábamos, que expresa la conexión necesaria entre las cosas de éste mundo y su origen primero supramundano. Llamamos a este aserto, principio de casualidad”[7].
    Exigir la verificación de una manera empírica para fundamentar la verdad en el campo de las ciencias positivas, es lo indicado incluso cuando no todo pude comprobarse por este procedimiento en todas las ciencias, en algunos casos el instrumento es el raciocinio deductivo.
    Sin embargo, en el dominio de la filosofía, los métodos que conducen a la verdad son el inductivo que parte de la experiencia de lo real y el deductivo que extrae conclusiones de los datos adquiridos por la experiencia sensible y que eleva a representaciones meta-empírica. La verificación de la verdad se realiza por el raciocinio inductivo, deductivo y analógico. La metafísica no es una de las ciencias positivas, es e, saber de los entes, un conocer profundo de ello investigando sus últimas causas. 
    LAS CIENCIAS Y LA METAFÍSICA.
    En algunas ciencias el método que conduce a la verdad es el raciocinio deductivo, en el caso de la Filosofía los métodos son el inductivo que parte de la experiencia de lo real y el método  deductivo que de los datos aprendidos a través de los sentidos  extrae conclusiones y representa los datos como meta-empíricos. Además se apoya en el método analógico. Por lo tanto la metafísica es el saber a través de un conocimiento profundo al investigar sus causas últimas de los entes. 
    EL PROBLEMA ACERCA DEL ORIGEN, NATURALEZA Y DESTINO DEL HOMBRE.
    La Filosofía es la ciencia que nos proporciona un conocimiento profundo del ser, y para adquirir dicho conocimiento se necesita entender dos aspectos: el fenomenológico y el trascendental.

    ANÁLISIS FENOMENOLÓGICO.
    EL MUNDO DEL HOMBRE.
    El mundo del hombre es una realidad dinámica, es decir, que va adquiriendo nuevos conocimientos a través de la historia, el tiempo y el espacio, lo cual le ayuda a ampliar su horizonte intelectual. 
    LA CONDUCTA HUMANA Y LA CONDUCTA ANIMAL.
    El hombre tiene un carácter espiritual a diferencia de los animales; las conductas de ambos demuestran así, por ejemplo que: el hombre se crea en un mundo a través de un horizonte intelectual en tanto que el animal posee un entorno limitado; el hombre tiene conciencia de lo que percibe, el animal no y finalmente Marx Scheler señala que “frente al animal, que siempre dice sí a la realidad... el hombre es el que puede decir no”. 
    LA REFLEXIÓN SOBRE LA ACTIVIDAD PSÍQUICA DEL HOMBRE.
    Las manifestaciones como ideas, voliciones, afecciones espirituales son superiores a las del psiquismo animal pues obran a través de una fuerza espiritual, a través de una actividad psíquica superior basada en el entendimiento, voluntad y afectividad. 
    ANÁLISIS ONTOLÓGICO DE LA EXISTENCIA HUMANA.
     A continuación presentamos la constitución ontológica del hombre. 
    LA EXISTENCIA DE UN PRINCIPIO ÚLTIMO EXPERIMENTAL.
    Al hablar de un principio último experimental es hablar de algo que no puede verse, ni sentirse, sino de algo que informa al cuerpo, que le da vida, es decir, se trata de una realidad metafísica que explica al hombre, al ser, como algo más que sólo materia, también como espíritu que lo eleva propiamente a “cuerpo viviente”. 
    PROPIEDADES DEL ALMA.
    Como propiedades del alma mencionaremos las siguientes:
    Sustancialidad: Es hablar de una realidad o ser, que subsiste en sí. De un ser yo que se destaca como centro común a través de nuestra vida.
    Unidad: Se refiere a que dentro de uno mismo se rige el principio de unidad entre las actividades vegetativo-sensitivo-racional como un solo yo.
    Simplicidad: ésta se refleja a través del aspecto racional como lo es el pensamiento.
    Incorruptibilidad e inmortalidad: Refiriéndose a que el alma no puede terminar con la destrucción del cuerpo, de la materia, ya que escapa a las limitaciones del tiempo y el espacio haciéndola inmortal, incorruptible pues no teniendo partes que la integren no puede darse en ella la desintegración. 
    ACERCA DEL ORIGEN DEL HOMBRE.
    El origen del hombre a lo largo del tiempo ha generado diferentes posturas, así tenemos:
    Determinista: Apoyada por el materialismo que afirma que el hombre procede de la materia cósmica y por el Idealismo, que dice que éste procede de la Idea Absoluta.
    Finalista: La cual sostiene que el hombre es creado por un Ser Trascendental, dándole un destino y un fin a su naturaleza. 
    SOBRE EL DESTINO DEL HOMBRE.
    Ante la muerte, el hombre es cuando se pregunta acerca del sentido de su vida. ¿Qué puede darle al hombre un pleno sentido a su vida? 
    LA FELICIDAD COMO FIN ÚÑTIMO DEL HOMBRE.
    Para que la vida del hombre no sea un absurdo, debe existir algo que le dé una razón, un significado para tener una felicidad plena y no entregarse a un materialismo práctico solamente. Un análisis de la existencia humana nos lleva a concluir que: la humanidad, el hombre, no puede salvarse a sí mismo y que el hallar el sentido de la existencia humana, no es tarea fácil y supone algo más que un conocimiento de tipo científico que resulta insuficiente. 
    EL DESTINO DEL HOMBRE ¿UN PROBLEMA SIN SOLUCIÓN?
    Miguel de Unamuno, en su obra “Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos”  plantea lo siguiente: “...sólo nos interesa el porqué en vista del para qué, sólo queremos saber de dónde venimos para mejor poder averiguar a dónde vamos...”; “¿Por qué quiero saber de dónde vengo y a dónde voy, de dónde viene y adónde va lo que me rodea, y qué significa todo esto? Porque morirme del todo, y quiero saber si he de morirme o no definitivamente. Y si no muero, ¿qué será de mí?, Y si muero, ya nada tiene sentido. Y hay tres soluciones: a) o sé que me muero del todo, y entonces la desesperación irremediable, o b) sé que no muero del todo, y entonces la resignación, o c) no puedo saber ni una cosa ni la otra, y entonces la resignación en la desesperación o está en aquélla, una resignación desesperada, o una desesperación resignada, y la lucha..[8].”.
    “El hombre es trascendencia y realiza su propio ser superándose a sí mismo, se actualiza en tanto que se trasciende, lo cual acontece en cada auténtica apertura y entrega a la verdad, al bien y a la belleza absolutos, al valor personal y a la comunidad... Querámoslo o no, supone una condición de sí mismo un Absoluto que constituye el fundamente del sentido supremo e incondicional de la existencia humana...” es lo que afirma Emerich Coreth, en su libro ¿qué es el hombre?”.[9]
      
    NATURALEZA DE LA FILOSOFÍA Y SU DIVISIÓN.
    Filosofía etimológicamente significa “amor a la sabiduría”, esto se puede interpretar de tres formas:
    Como un estudio que guía al individuo sobre su conducta general.
    Como una visión de la vida coherente y ordenada que percibe el hombre con relación a los fenómenos con los que interrelaciona.
    Como un conjunto de principios conductores y reguladores de la conducta humana y los valores especializados en los diversos campos del conocimiento. 
    ORIGEN DE LA FILOSOFÍA.
    La filosofía surge cuando el hombre empieza a buscar una explicación de sí mismo y del medio que lo rodea sobre la base de su razón y sus sentidos. 
    LAS FUENTES DE LA FILOSOFÍA.
    Las fuentes de la Filosofía son tres:
    La primera fuente, se engloba en tres tratados, y es la que ofrecen los seres: Filosofía Natural (fenómenos), Matemáticas (extensión) y Metafísica (el ser como tal.
    La segunda se refiere al entendimiento de las actividades de reflexión, razón y juicio, dedicándose a ella la Lógica y la Psicología Racional.
    La tercer fuente se refiere por su parte a las normas que rigen al hombre como individuo mediante la Filosofía Moral. 
    LAS FUNCIONES DE LA MENTE SEGÚN ARISTÓTELES.
    Función contemplativa: Conocer por conocer.
    Función práctica: Conocer las normas que rigen nuestras propias actividades.
    Función poética: conocer normas para dirigir acciones fuera de nosotros. 
    DIVISIÓN DE LA FILOSOFÍA.
    Sobre la base de lo anterior expuesto, la Filosofía se divide en:
    Filosofía Especulativa: abarca Teoría del Conocimiento y Teoría Natural
    Metafísica: en donde encontramos la Cosmología, Psicología y Ontología.
    Filosofía Práctica: Refiriéndose a la Moral.
    Filosofía de la Belleza: Estética.
    La filosofía abarca el estudio del objeto material (estudio de todos los seres) y el estudio del objeto formal (los estudia por medio de su luz natural, investigando sus causas últimas.

    FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN.
    La educación la podemos estudiar como un ente cultural, a través de la Filosofía de la cultura, o bien, enfocada a la investigación de su estructura ontológica, es decir, se hace un estudio metafísico de la educación.
    Un camino a seguir.
    Para el estudio de la Filosofía de la Educación se usaran los métodos fenomenológico y trascendental. El primero es descriptivo y el segundo es comprensivo. 
    MÉTODO FENOMENOLÓGICO.
    Mediante éste análisis descubrimos a la educación como un fenómeno cultural. 
    MÉTODO TRASCENDENTAL.
    Una vez analizado el ente cultural de la educación, es necesario un estudio reflexivo de carácter metafísico para descubrir la esencia de la educación. 
    LA EDUCACIÓN COMO ENTE CULTURAL.
    La cultura puede ser objetiva o subjetiva. Es subjetiva cuando el propio sujeto realiza la acción consciente y transformadora. La objetiva se dirige a transformar los objetos naturales o externos. La objetividad natural se convierte en cultural cuando los entes culturales reciben la influencia del espíritu subjetivo.
    Cada generación tiene como tarea la de fomentar la cultura para lograr aumentarla y progresar en ella. 
    LA CULTURA SUBJETIVA.
    La cultura subjetiva puede ser de carácter propiamente espiritual dirigiéndose al perfeccionamiento de la inteligencia, voluntad o sentimiento; o bien, de carácter orgánico, cuando se enfoca al desarrollo de la sensibilidad corporal.
    La cultura subjetiva dirige a la objetiva y su importancia radica en que un sujeto puede influir en otros para ayudarlo a elevar el grado de su cultura subjetiva. 
    FILOSOFÍA DE LA CULTURA.
    Se le da este nombre a la disciplina que trata de explicar el fenómeno de la cultura sobre la base de investigaciones de las causas de su origen, normas de transformación y formas de sus fases.
    La Filosofía de la cultura se limita a describir y a descifrar las ciencias; busca los valores de la cultura: verdad, belleza, justicia, santidad. 
    FORMAS DE LA FILOSOFÍA DE LA CULTURA.
    Hay varios puntos de vista sobre la interpretación del fenómeno natural:
    Orientación realista; quién considera que la cultura colabora a que haya un perfeccionamiento del mundo en base del espíritu.
    Orientación idealista; que dice que el espíritu lo produce todo de sí mismo, por lo que la cultura no es la espiritualización de la naturaleza, sino la autorrealización  del espíritu. 
    FACTORES CREADORES DE LA CULTURA.
    Nietzsche, Ipsen, Carlyle, entre otros apoyan la filosofía individualista de la cultura, y afirman que sólo los grandes genios son capaces de producir cultura. Los filósofos los románticos como el caso de Herder, Hegel, Fitche, Wundt afirman por su parte, que la cultura es creada por el alma del pueblo; la Filosofía marxista dice que la cultura es un producto colectivo. 
    VALORACIÓN DE LA CULTURA.
    Se presentan las siguientes posturas:
    Optimista; que dice que deben desaparecer las carencias del espíritu y de la naturaleza hasta alcanzar la perfección.
    Pesimista; quien afirma que la cultura corrompe al hombre. Sus seguidores son Rousseau, Tolstoi, Schopenhaur y Spengler.
    La Filosofía trascendental, que busca el fin supremo de la cultura.
    La Filosofía inmanente que dice que el fin último de la vida está en la cultura. 
    EL ESPÍRITU EN EL DESARROLLO DE LA CULTURA.
    Cuando las condiciones de la existencia humana se tornan difíciles, crea los medios para dominar la naturaleza, una vez que se supera dicha situación, se atiende a sí misma.
    La educación como ente cultural cambia de un realismo pedagógico a un humanismo pedagógico, a través de la historia, la Filosofía de la Educación nos ayudará a encontrar una respuesta adecuada en la labor educativa para la elección más acertada de una dirección a seguir. 
    NATURALEZA Y CULTURA.
    Por Naturaleza entendemos el conjunto de los seres que encontramos en el mundo, tal y como son por su origen  y nacimiento; por cultura (subjetiva) entendemos un perfeccionamiento del espíritu humano realizado a través de un proceso consciente del entendimiento y la voluntad; cultura objetiva, a su vez, es todo aquello que el hombre crea en base a su educación y talento. 
    LOS VALORES EN LOS BIENES CULTURALES.
    Los valores son universales, pues en todos los tiempos y espacios han existido, mientras tanto los bienes culturales están circunscritos a límite espacio, ya que son creaciones concretas.
    A pesar de ello, cualquier sentido que se le da a los bienes culturales, todos aspiran a los mismos valores: belleza, santidad, justicia, verdad. 
    LA EDUCACIÓN Y LOS VALORES.
    El educando realiza sus valores mediante las vivencias conscientes de éstos y por experiencias propias culturales es que forma en su conciencia las estimaciones de valor, esto es,  al contacto de los bienes culturales que se han transformado en bienes educativos.
    También es importante señalar la influencia que ejerce la comunidad en la asimilación de bienes culturales y vivencias de valores para la culminación del acto educativo.

    RELACIÓN ENTRE LA FILOSOFÍA DE LA VIDA Y LA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN.
    Todo sistema de educación esta basado sobre una filosofía de la vida con nombrar algunos filósofos como  Platón, Aristóteles, Santo Tomás de Aquino, Locke, Rousseau, Kant, Spencer, Dewey, quienes han reflexionado acerca de la educación a través de la historia. El plan más antiguo de la educación es el de Platón; Kant la analiza en base a un deber ético; William, Natorp y Durkheim la tratan a nivel sociológico. Spencer la ve más como un proceso de evolución materialista. Dewey realiza un pragmatismo experimental y sociológico.
    De Houre señala los siguientes vínculos entre Filosofía y Educación:
    Vínculo natural.
    La concepción de la vida y la educación que se transmiten de padres a hijos.
    Vínculo lógico.
    La parte central de la educación se manifiesta en sus ideales determinadas por la Filosofía.
    Vínculo histórico.
    Evidenciado por los filósofos  y pedagogos citados a través de la historia.
    Vínculo social.
    Haciendo hincapié de la sociedad existente entre filosofía y cultura.
    Vínculo cultura.
    El cual representa los ideales de la vida que son guiados por la Filosofía.
    Vínculo humano.
    Para lograr el desarrollo educativo del hombre siendo comprendido por la Filosofía.
    Vínculo religioso.
    La Filosofía de la vida se consuma con la religión y ésta se da a conocer al hombre mediante la educación. 
    CORRIENTES QUE NIEGAN LA RELACIÓN ANTES EXPRESADA.
     La interpretación puramente científica.
    Afirma que la educación debe medirse cuantitativa y cualitativamente, y que al depender de la Filosofía, la educación no tiene entrada en el campo de las ciencias objetivas.
    Esta afirmación es del Naturalismo, para el cual las Ciencias Naturales es la única ciencia y sus métodos únicamente los científicos.
    Valoración: Respecto a ello, el naturalismo sólo puede apreciar el mundo natural, material, pero no una realidad de las actividades del alma humana que son valores que se encuentran en la Filosofía.
    La interpretación Psicológica.
    Herbart, entre otros, sostiene que la educación depende de leyes y procesos psicológicos.
    Valoración: La psicología es una ciencia que estudia la conducta, pero la educación requiere una explicación recta de ella, las normas para su estudio se encuentran en la Filosofía, por lo que la psicología solo sería una ciencia auxiliar de la ciencia educativa.
    Interpretación pragmática.
    Para ella los principios de la educación deben ser formulados por prácticas satisfactorias.
    Valoración: A pesar de que se requieren métodos, prácticas y que éstos son valiosos, estos métodos están subordinados y son secundarios en importancia para el maestro. Los alumnos adquieren el conocimiento de los valores morales bajo la dirección del profesor y es éste quien esta guiado por una sólida y acertada Filosofía de la vida. 
    EDUCACIÓN: DEFINICIÓN NOMINAL Y REAL.
    La educación debe interpretarse en base a los siguientes factores:
    Complejidad del sujeto: Debido a que el ser humano tiene varios aspectos que deben ser perfeccionados: físico, intelectual, moral.
    El medio ambiente: La educación reajusta el ambiente en base al espacio, tiempo y circunstancias en que se presenta.
    Las ideas prácticas y teóricas de los filósofos y educadores.
    Filosofías contradictorias de la educación: Hay una gran diferencia entre la teoría y la práctica de la educación al aceptar o no la existencia del alma, creando a partir de esta la desorientación en la acción educativa. 
    ETIMOLOGÍA DEL TÉRMINO “EDUCACIÓN”.
    La primera etimología es: EDUCARE, de ex, fuera; ducere: llevar, significando así como lo señala Pestalozzi: educación es desarrollo.
    La segunda etimología es EDUCARE, que quiere decir: alimentar al ganado: educare pecus, según Plauto; y anium, de acuerdo con Marco Tulio Cicerón. Herbart y los socialistas, quienes toman esta segunda definición, estiman que la educación es  transmisión de cultura.
    El alemán Adolfo Rude por su parte, afirma que “educar es dirigir la formación de una personalidad plena de valores para una comunidad pletórica de ellos”; es decir, toma a la educación como “dirección”, como lo indica la raíz duc, de ducere: conducir, guiar. 
    DEFINICIÓN REAL.
    Redden y Ryan, en su obra Filosofía de la Educación”, la definen como “ la influencia deliberada y sistemática ejercida por la persona madura sobre la inmadura, por medio de la introducción, la disciplina y el desarrollo armónico de todas las facultades: Físicas, sociales, intelectuales, morales, estéticas y espirituales del ser humano, de acuerdo con la jerarquía esencial de las mismas, para la utilidad individual y social, dirigida hacia la unión del educando con su fin último trascendente”[10]
    EXPLICACIÓN.
    Influencia deliberada y sistemática: Se refiere a un control autoritario y orientación madura sobre quienes van a ser educados.
    Persona madura e inmadura: La autoridad del profesor es importante en el desarrollo del niño que conserva inmadurez para controlar y dirigir el trabajo del educando.
    Instrucción: El aprendizaje es un medio educativo que debe estar en manos de una persona preparada, madura que influya no a manera de imitación, sino para formar la personalidad del educando y que éste se descubra a sí mismo.
    Desarrollo armónico: Los elementos de la naturaleza deben desarrollarse de acuerdo a su jerarquía esencial.
    Poético: Facultades sensoriales y espirituales, así como apetitivas (instintos, voluntad), que serán desarrolladas con la educación.
    Aspecto social e individual: Individualmente la educación debe de ayudarlo a dirigirse a sí mismo como persona libre y en armonía. Socialmente para incorporar al educando a los diversos grupos sociales en que se desenvuelve.
    Dirigida hacia el fin último: Cuyo fin último es la felicidad perfecta, es decir, la educación debe ser orientada a lo que es el Sumo Bien. 
    DEFINICIÓN DE EDUCACIÓN CONSIDERADA COMO PROGRESO.
    W. Cunnigham, en su Filosofía de la Educación, da este significado: “La educación es un proceso de crecimiento y desarrollo por el cual el individua asimila un caudal de conocimientos, hace suyo un haz de ideales de vida, y desarrolla la habilidad de usar esos conocimientos en la prosecución de estos ideales”. 
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    EXPLICACIÓN.
    La educación debe cambiar en aspectos como: De ignorancia a conocimientos, de impulsos a ideales, es decir, cambiar los instintos a un control moral o de ideales de vida, de capacidades a habilidades.
    “...La educación es un hacer total, y por lo tanto, consciente; ella comunica la formación de la personalidad de una persona a otra. No merece llamarse educación  ni la asimilación inconsciente o semiconsciente por la que los jóvenes se van asemejando a los adultos, ni el procedimiento que se limita a regular las tendencias juveniles mediante ciertas normas y disposiciones, sin preguntarse si los efectos resultantes profundizarán suficientemente en la vida espiritual del alumno y cómo se cambiarán dentro de ella en un resultado de conjunto”
http://www.robertexto.com/archivo16/filosof_educac.htm
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FORMACIÓN DE LA PERSONALIDAD


LA FORMACIÓN DE LA PERSONALIDAD

En la formación de la personalidad hay que tener en cuenta la influencia de los padres, de los educadores y la del ambiente en el cual se educan los jóvenes. Algunas de estas malas influencias son: potenciar la comodidad, evitar todos los disgustos a los hijos o a los alumnos y darles todo lo que pidan inmediatamente.



INFLUYE LA PERSONALIDAD EN EL APRENDIZAJE DEL ALUMNO

Si., ya que debemos tener en cuenta que el alumno aprende más y de una manera más fácil aquellos contenidos que tienen mayor sentido para él., Por consecuente el alumno se desarrollará con amplitud en los temas de mayor interés. De igual manera Si el alumno cuenta con un concepto positivo de sí mismo, se sentirá con capacidad para seguir aprendiendo.
En este proceso influyen las fuerzas biológicas y culturales que se integran y hacen que el organismo funcione como una totalidad unitaria. La personalidad es aquello que resulta de su acción sobre la vida psíquica del individuo generando en él un modo de ser distinto.. La personalidad psíquica es un hábito general que determina la forma de ser y la forma de conducirse en la vida.


¿DE QUE FORMA SE PUEDE TRABAJAR LOS PROBLEMAS DE LA PERSONALIDAD?

La personalidad se conquista, se hace, se construye. Las condiciones heredadas se complementan y transforman a través de la experiencia, el aprendizaje, la educación, el trabajo, la fuerza de voluntad, la convivencia y el cultivo de la persona.


CARACTERÍSTICAS DE LA FORMACIÓN DE LA PERSONALIDAD

1. Reservado y Extrovertido

2. Menos inteligente y Más inteligente

3. Sumiso y Dominante

4. Afectado por sentimientos y Estable emocionalmente

5. Serio y Alegre y afortunado

6. Egoísta y Consciente

7. Tímido y Aventurado

8. Realista y Sensitivo

9. Confiado y Suspicaz

10. Práctico y Imaginativo

11. Directo y Astuto

12. Seguro de sí mismo y Aprensivo

13. Conservador y Experimentador

14. Dependiente del grupo y Autosuficiente

15. Sin control y Controlado

16. Relajado y Tenso


Estas serían otras característica de la formación de la personalidad
* DESARROLLO DEL YO COMO IDENTIDAD:-
Es el tema central de la personalidad, puesto que nos identificamos a través del mecanismo del yo. Un recién nacido no se diferencia de absolutamente nada que lo rodee y conforme el tiempo comienza a hacer una distinción del yo y del no yo a través del aprendizaje. El primer paso es el reconocimiento de su cuerpo como algo distinto de los objetos y las personas que lo rodean. Con el tiempo surge la percepción del yo psíquico como el correr, caminar, explorar, descubrir y acumular experiencias y a los tres años el niño distingue él yo del tu pero aún no la noción del nosotros.
* DESARROLLO DE LA CONCIENCIA MORAL
La conciencia moral es la función de la personalidad que consiste en comprender los impulsos, las tendencias y las acciones propias con el sistema de normas morales que han sido aceptadas como válidas por una sociedad. Es una capacidad que requiere de una motivación del aprendizaje para su desarrollo. La conciencia moral juega un papel importante en la formación de la estructura de la personalidad. La conciencia actúa para suprimir o reprimir ciertos impulsos. Para lograr estas tareas produce acciones punitivas, como la sensación de remordimiento y sentimiento de culpabilidad.

FACTORES DE LA PERSONALIDAD
Actitudes: Se le define como la predisposición positiva o negativa que el individuo demuestra hacia persona, objetos, ideas o situaciones. Una actitud positiva hacia el estudio (le interesa, gusta y valora el estudio y aprendizaje), podrá facilitar el aprendizaje.

Una actitud negativa (no le interesa, disgusta y desvaloriza el estudio), podrá interferir, obstaculizar e incluso inhibir el aprendizaje. Fatiga: Es el efecto causado por la exposición continua al trabajo, sin pausas, de tal forma que influye en el rendimiento, atención y rapidez de respuesta. La personalidad de cada individuo influye en el aprendizaje ya que como tenga la actitud el niño se realizara en al aula, si le gusta el estudio va a desarrollarse muy bien.
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